jueves, 21 de mayo de 2009

Ruindad

Hay que ser muy ruín para intentar hacer humor con una tragedia como la del Yak-42. Intereconomía.tv nunca se ha caracterizado precisamente por mostrar ningún tipo de ética en sus programas, ni mucho menos en sus informativos, pero esto es inadmisible, y me atrevería a decir que hasta raya la ilegalidad, si no la sobrepasa. En fin, ¿qué opinarán de esto los familiares?

Ángel y Joaquín

Hace un año nos dejó el poeta Ángel González, pero habiendo transcurrido tan poco tiempo ya se ha reencarnado en otro: Joaquín Sabina. El martes estuvo este último en el programa "Hoy por hoy" de Cadena Ser, y estuvieron recordando parte de la vida y obra de González, y también aprovechó para presentar una canción inédita de su próximo disco y que está dedicada al "santo por lo civil" Ángel González. ¿Se puede pedir algo más para que un programa de radio sea redondo? Pues quizá no, pero para una bitácora como ésta no vendría mal uno de los poemas con más sentimiento y verdad de los que nos dejó Ángel González antes de su partida (y que, por cierto, es el preferido de Sabina) y la canción que estrenó ayer el maestro (se encuentra al final del audio) "Homanaje a Ángel González". Ahí quedan:

Inventario de lugares propicios al amor


Son pocos.
La primavera está muy prestigiada, pero
es mejor el verano.
Y también esas grietas que el otoño
forma al interceder con los domingos
en algunas ciudades
ya de por sí amarillas como plátanos.
El invierno elimina muchos sitios:
quicios de puertas orientadas al Norte,
orillas de los ríos,
bancos públicos.
Los contrafuertes exteriores
de las viejas iglesias
dejan a veces huecos
utilizables aunque caiga nieve.
Pero desengañémonos: las bajas
temperaturas y los vientos húmedos
lo dificultan todo.
Las ordenanzas, además, proscriben
la caricia (con exenciones
para determinadas zonas epidérmicas
-sin interés alguno-
en niños, perros y otros animales)
y el "no tocar, peligro de ignominia"
puede leerse en miles de miradas.
¿A dónde huir, entonces?
Por todas partes ojos bizcos,
córneas torturadas,
implacables pupilas,
retinas reticentes,
vigilan, desconfían, amenazan.
Queda quizá el recurso de andar solo,
de vaciar el alma de ternura
y llenarla de hastío e indiferencia,
en este tiempo hostil, propicio al odio.

miércoles, 20 de mayo de 2009

La mano tendida

Dos hombres con acento asturiano fantaseaban con la idea de pedir un crédito al Presidente del Gobierno por el hecho de encontrarse por una vez en la vida en el mismo recinto que él. Se mostraban como dos chiquillos emocionados. Se habían despertado de madrugada para poder llegar a Madrid, pero no les pesaba el viaje. Tenían ilusión. Porque ni en los tiempos tan penosos que corren para todos se puede perder un sentimiento como la ilusión, motor de muchas conciencias que siguen funcionando para transformar las cosas y de otras que, por desgracia, ya lo han dejado de hacer. A las dos horas, esos dos señores asturianos y las 19998 personas que los acompañaban en el Palacio de Vistalegre encontraban nuevos motivos para no perder el sentimiento que los llevó hasta allí.

En las pantallas, una mano tendida. En la grada, miles de personas en pie, demostrando su agradecimiento al que estaba realizando uno de los discursos más emocionantes que se recuerdan en los últimos años. El dueño de la mano tendida: el nuevo Lehendakari, Patxi López. Encima del escenario, apoyado en el atril, y con voz con firme nombró a algunos de los compañeros socialistas de ayer y de hoy que pagaron con su vida el fanatismo del terrorismo etarra: Fernando Buesa, Enrique Casas, Joseba Pagaza, Isaías Carrasco...los últimos que mencionó ya no se escuchaban, estaban silenciados por los aplausos atronadores de los allí congregados. El nuevo Lehendakari hiló un discurso inteligente y emocinante en el que dejó claro que no se va a rendir y que va a poner todo su esfuerzo para que ETA desista de seguir utilizando las armas en vez de la palabra, y antepuso la fuerza del diálogo a todo lo demás. Mostró una mano tendida que prometió no esconder en los cuatro años de gobierno que aún le deparan. Mostró ilusión. Contagió ilusión.

Y hoy, prácticamente dos semanas después de ese discurso todavía se recuerda la buena sensación que causó y la suerte de haber podido estar allí para escucharlo y poder difundirlo. Los dos señores, por descontado, no consiguieron el crédito, pero al menos no perdieron la ilusión, sino todo lo contrario, y eso, en los tiempos que corren, no es poco.