miércoles, 20 de abril de 2011

La vida a borbotones

Resulta desconcertante que una consecución de caracteres tipográficos pueda provocar tanta desazón en la persona que las lee; que esos pequeños puntos de tinta unidos entre sí cobren un significado, y que el significado constituya un sentimiento. Un sentimiento que crea pesadumbre, conduciendo al lector irremisiblemente a encontrarse dentro de la piel de un príncipe italiano del siglo XIX, siendo consciente de que pese a la separación temporal y la diferencia de status social, el sentimiento que ha de atenazar a una persona a las puertas de la muerte ha de ser la desesperación que muestra Fabrizio Corbera desde la terraza de un hotel de Palermo.

El capítulo dedicado a la muerte del Príncipe, con la vida escapándosele a borbotones, mientras rememora las veces que ha sido feliz y sobretodo las que ha sido infeliz a lo largo de su vida es uno de los pasajes más atractivos de toda la novela. Ciertamente, la estructura del libro en períodos de tiempo no muy largos, pero que se unen entre sí con espacios temporales muy prolongados hace que el hilo argumental sobre el que se estructura la historia no sea muy sólido, pero pese a todo se puede decir que "El Gatopardo" es una libro que posee una gran calidad y que cuenta entre sus páginas con momentos deliciosos.

Toda la novela gira en torno a la figura del Fabrizio Corbera, Príncipe de Salina, en un momento convulso para la historia de Italia: el desembarco de Garibaldi en Sicilia en mayo de 1860, y el fin de la época de dominio de la aristocracia, para dar paso a una más convulsa y más insegura para la nobleza. Y son, precisamente, las maniobras de acomodación que 'El Gatopardo' hubo de realizar para adaptarse a los nuevos tiempos, partiendo de su carácter siciliano, el principal hilo argumental de la historia. D. Fabrizio, que demuestra en más de una ocasión su sensación de vacío por estar rodeado de personas que únicamente se proveen de alegrías momentáneas y banales (la fiesta en el Palacio de los Ponteleone es uno de esos momentos), es un gran conocedor de las matemáticas y la astronomía, y precisamente por ello, por su carácter ilustrado es por lo que se siente tan sólo en el mundo de la nobleza tan superficial.

El contexto histórico-político de Italia a finales del siglo XIX juega un papel fundamental en el desarrollo de los acontecimientos. Una vez que Garibaldi lleva a cabo el desembarco en Sicilia, se produce una conversación entre D. Fabrizio y Tancredi, el sobrino militar de 'El Gatopardo', cuyo contenido ha pasado a la historia de la ciencia política como el gatopardismo:
-Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie.
-¿Y ahora qué sucederá? ¡Bah! Tratativas pespunteadas de tiroteos inocuos, y después todo será igual pese a que todo habrá cambiado.

Y es que aunque la novela esté trufada de amoríos juveniles, desengaños amorosos, infidelidades y otras cuitas de las relaciones de pareja (además de otros temas como el catolicismo, la vida en la Sicilia rural, etc.), no se deja empañar por todo ello y al final acaba prevaleciendo su carácter eminentemente práctico para entender los avatares de la última mitad del siglo XIX en Italia. Es, en definitiva, un buen manual para entender la época de la unificación de Italia.

Por tanto, nos encontramos ante un libro totalmente recomendable que por su volumen se convierte en una lectura liviana, con bastantes pasajes que se prestan a disfrutarlos en cualquier momento, pero preferentemente en una noche de primavera o verano que nos haga recordar a las de la familia Salina en los jardines del castillo de Donnafugata. 

P.D: Antes de El Gatopardo tuve la oportunidad de leer Rayuela, de Julio Cortázar, libro sobre el que nunca se ha de pretender realizar una reseña, por breve que sea, si no se quiere caer en el más estrepitoso de los ridículos.