jueves, 10 de septiembre de 2015

El arte del incordio


"Si cuando hablas nadie se molesta, eso es que no has dicho absolutamente nada"
¿Alguien conoce el nombre de alguno de los candidatos del Partido Republicano de los Estados Unidos que no sea Donald Trump? Efectivamente, muy poca gente ha oído hablar de ningún otro que no sea el histriónico multimillonario, y la razón es que desde el principio se ha hecho notar por sus polémicas declaraciones contra inmigrantes, periodistas, rivales políticos, etc. El resto de candidatos a la elección está pasando desapercibido en la campaña electoral.

Por supuesto, esto no es casualidad. Donald Trump no es ningún loco ni ningún inconsciente. Tiene la capacidad de molestar, de molestar con un fin, el de ganarse a las masas y conseguir el poder, y en consecuencia ganar dinero.

Sólo es un ejemplo, pero la historia contemporánea está repleta de ejemplos de personas (y personajes) y empresas que han hecho del incordio su razón de ser, y no les ha ido mal.

Risto Mejide es una persona (o personaje) a la que conocimos incordiando, y a día de hoy lo sigue haciendo. Lo hace valorando a "talentos" musicales, espectáculos de variedades, a través de entrevistas, y también lo hace a través de este libro "#Annoyomics. El arte de molestar para ganar dinero".

Desde el primer momento el libro incomoda, empezando por su diseño: las hojas curvas en su parte superior e inferior impiden que permanezca  de pie por sí solo en una estantería, colores estridentes en su portada.

 

Sin embargo, donde de verdad molesta es en el contenido. Los ejemplos de personas que se han hecho ricas (o al menos famosas) con el arte del incordio son numerosos. Mejide hasta nos enseña un método para que nosotros mismos lo intentemos, y lo explica, paso a paso, a través de su experiencia personal y del personaje (o quizá no lo sea) que concibió  en su etapa de jurado musical en "Operación Triunfo", la cual, personalmente, creo que es la mejor y más entretenida parte del libro, porque demuestra lo "fácil" que es engañar en esta televisión efímera y ávida de espectáculo insano, como lo era el de humillar a unos cantantes mediocres en directo.

Se trata, en definitiva, de un libro muy entretenido y en muchos puntos didáctico, y lo mejor es abordarlo con detenimiento y sin prejuicios frente a quién lo ha escrito.