sábado, 19 de marzo de 2022

Un bosque, un palacio y un chalet con jardín

 


El bosque

Muchos habían sido los meses que, otra vez, la pandemia nos había obligado a limitar las salidas y las interacciones sociales, por lo que nos lanzamos a esta excursión con muchas ganas. Por lo demás, la mañana fresca pero soleada invitaba a ello.

Tardamos una hora escasa en recorrer los 65 kilómetros que separan nuestra casa de San Lorenzo de El Escorial, municipio en el que se el primer punto de la visita. La recomendación, si se llega a una hora prudente es aparcar en el parking del campo del fútbol cercano. Desde el mismo, y cruzando una carretera no demasiado concurrida y un pequeño murete, llegaremos a una pradera de hierba con mesas de merendero donde poder instalar las bolsas de comida y los enseres que hayamos traído para pasar el día: nos encontramos en el Bosque de la Herrería, un inmenso espacio en el que disfrutar del aire serrano, guardando la distancia social recomendada y en el que los más pequeños pueden jugar de manera segura.


En el límite de la pradera hay una cerca de alambre, y detrás de la misma bueyes y vacas, que a los niños les encantará ver de cerca.

El palacio

Después de comer y de haber dejado reposar el almuerzo, una buena opción es visitar el Real Monasterio de San Lorenzo, que se encuentra a un paseo de menos de diez minutos desde nuestra ubicación.

Llegando desde el Bosque de la Herrería, lo primero que se divisa (al margen de las cúpulas de la basílica, obviamente) es la fachada este y norte. Con la sobriedad que caracteriza el estilo herreriano, la infinita hilera de ventanales nos conduce directamente a la fachada oeste del edificio y a la Lonja, punto de encuentro de todos los visitantes del monasterio y del pueblo.



Desde la Lonja del monasterio podemos contemplar el majestuoso perfil del monte Abantos, que vigila desde su privilegiada atalaya el ajetreo de las calles y plazas del pueblo.


No podemos abandonar el monasterio sin habernos parado a observar alguno de los elementos ornamentales que se insertan en su fachada este. En el frontón de la puerta principal podemos observar el escudo de Felipe II, y justo encima del mismo se sitúa una escultura de San Lorenzo, quien en su mano derecha agarra una parrilla, que nos recuerda el modo en que fue martirizado. Este mismo motivo ornamental lo podemos observar, aunque de una manera más esquemática, en los dos lados de la ventana central situada entre el frontón y la puerta principal de la fachada este, en cuyo interior alberga la espectacular biblioteca, conocida por su belleza, además de por el gran número de volúmenes que posee.





Y finalmente, como un elemento más destinado a preservar esa perfecta simetría en todo el conjunto encontramos las portadas del Real Colegio de los Agustinos, en el lado norte, y de la Escolanía, en el lado sur.


Volviendo sobre nuestros pasos, y antes de llegar a la última parada, tenemos la oportunidad de asomarnos a contemplar los parterres (o al menos una parte de ellos) del Jardín de los Frailes, que nos aguardan con su verdor y su geometría natural.


El chalet con jardín

Desde ahí solo tenemos que continuar en dirección al Bosque de la Herrería, pero en vez de girar a la derecha, hemos de seguir de frente hasta la verja de color negro que da acceso a los jardines que circundan la Casita del Príncipe. Aquí, una larga vereda de pinos piñoneros nos conducirá hasta una plazoleta situada junto a la edificación que da nombre a estos jardines.


La Casita del Príncipe, diseñada por Juan de Villanueva, arquitecto de, entre otros edificios, el Museo del Prado, se construyó para las estancias del por entonces Príncipe de Asturias Carlos IV, de ahí el nombre que se le dio. En el exterior de la misma un jardín compuesto por diversos parterres, y de fondo de las majestuosas cúpulas de la basílica del monasterio, que se perciben fantasmagóricas mientras se diluyen entre la bruma que acompaña a los últimos rayos de sol.





Desde aquí volveremos por nuestro camino para recoger el coche de donde lo teníamos aparcado, el parking con las mejores vistas de España, y puede que del mundo entero.