sábado, 10 de diciembre de 2016

Una tarde otoñal en Puentenueva (Burgohondo)


Hay muy pocas cosas que anhelo en esta vida, pues me encuentro prácticamente colmado: no aspiro a tener un mejor coche, pues el que tengo me ha llevado a lugares insospechados; tampoco a tener una casa más grande, pues en la que vivo nos protege de todo lo malo que pueda haber en el exterior; asimismo, el dinero que gano me alcanza para cubrir las necesidades básicas vitales; y, finalmente, tengo una familia que me quiere y a la que adoro.

martes, 15 de noviembre de 2016

Matrioska literaria


Después de tantos años siendo un lector de todo lo que cae en mis manos, creo que en ninguna ocasión me había enfrentado a un libro escrito dentro de otro. Algunos autores utilizan el recurso del manuscrito extraviado que, por azarosas maniobras del destino, acaba en manos de un autor de éxito, convirtiéndose en un best-seller. Lo que hoy traigo es un concepto totalmente diferente: es un libro dentro de otro, una matrioska literaria, con su introducción, nudo y desenlace en ambos casos.

Edward Sheffield es el ex marido de Susan Morrow, y autor de Animales nocturnos, el libro que se desarrolla íntegramente dentro de Tres noches. Tras más de veinte años sin saber de él, recibe el manuscrito de la novela, que le costará bastante empezar, pero que una vez iniciado finalizará en tres noches. En él, Tony Hastings viaja con su familia para pasar las vacaciones de verano en su casa de Maine. En un momento dado se encuentran con un vehículo que transita de manera inusitadamente lenta. Cuando por fin lo adelanta, el conductor del otro vehículo vuelve a ponerse a su altura y le asesta varios golpes por detrás con el objetivo de sacarle de la carretera. Así comienza la noche en la que cambiará la vida de nuestro protagonista y su familia. Persecuciones, secuestros y torturas que serán todo un reto para una persona pusilánime y cobarde, pero que guarda un punto oscuro e indeterminado en su interior. En su periplo deberá tratar con verdaderos animales de la noche como los delincuentes que le echan de la calzada, o el teniente Andes, un agente llamado a tener un papel muy importante en la trama, y que, en lo que a personalidad se refiere, es todo lo contrario a Tony Hastings. 

viernes, 9 de septiembre de 2016

Tres presas y un ábside milagroso

La ruta que hoy traemos habrá de llevarnos desde la histórica presa del Pontón de la Oliva hasta la más reciente presa de la Parra. Y desde ésta a Talamanca de Jarama, un pueblo de la Comunidad de Madrid con uno de los patrimonios medievales mejor conservados de la región.

Como punto de partida utilizaremos la presa del Pontón de la Oliva, que se encuentra a 5 kilómetros del pueblo de Patones de Abajo. Una vez hayamos llegado a aquélla dejaremos el coche en el aparcamiento ubicado a la izquierda de la carretera de ascenso. De esta manera nos ahorraremos subir a pie la empinada cuesta que se encuentra a los pies de la pared exterior de la presa.


Una vez crucemos (con sumo cuidado) la carretera y culminemos los escasos 200 metros que nos separan de la presa en línea recta, llegaremos a la gran pared de sillares que caracteriza al Pontón de la Oliva. Esta presa fue construida por prisioneros de las Guerras Carlistas, y su principal cometido era el de formar parte de la red de abastecimiento de agua potable para la ciudad de Madrid. Sin embargo, sus arquitectos (Juan Rafo y Juan de Ribera) eligieron mal su ubicación y, a consecuencia de ello, se produjeron grandes filtraciones de agua, que aconsejaron el desuso de la construcción. Hoy forma parte del patrimonio histórico del Canal de Isabel II.

Y si característica es su gran pared no lo es menos la pasarela adosada al muro izquierdo de la presa. Por ella debemos encaminarnos para comenzar nuestra ruta. A medida que avanzamos podemos observar unas argollas clavadas en la piedra, que según algunas fuentes, servían para mantener amarrados durante las interminables jornadas de trabajo a los prisioneros que forzosamente participaron en la construcción de la presa. Por la ubicación de las argollas y la distancia existente entre aquéllas y la presa esta teoría puede resultar discutible, pero tampoco es descartable. 


Dependiendo del día y de la meteorología, en este tramo y el que discurre bordeando los meandros del curso bajo del río Lozoya, es posible que nos encontremos con otros senderistas que, según el caso, pueden ralentizar bastante nuestra marcha. Es un tramo muy estrecho y es complicado adelantar.

martes, 24 de mayo de 2016

Travesía a Masafuera. ¿Qué no se hace por un amigo?


Al contrario que con 'Libertad', cuyas más de mil páginas me duraron un viaje Madrid-Sevilla ida y vuelta, con 'Más afuera' decidí ir probándolo sorbo a sorbo. Para comenzar a leerlo elegí un lugar y momento idílicos: una fresca mañana de septiembre, junto a una ladera de la Pradera de San Isidro, y con unas espectaculares vistas de algunos de los edificios más representativos del perfil madrileño.


De esta manera y en este lugar comencé la lectura de 'Más afuera', un libro que no deja indiferente, pues no nos encontramos ante el típico tomo. No es una novela, no es un libro de viajes, no es periodismo. Y, sin embargo, tiene un poco de todo eso.

Con el estilo inconfundible de Jonathan Franzen, el libro aborda una amplia cantidad de temas en otros tantos escritos, la mayor parte de ellos anteriormente publicados en revistas estadounidenses como 'The New Yorker'.

Desde la industria que rodea a las bodas ("si quieres a alguien, tienes que comprar cosas"), pasando por la incidencia de la tecnología en nuestras vidas ("cuanto más busca uno distracciones, menos eficaz es cualquier distracción concreta [...] Acabé consultando mi e-mail cada diez minutos"), llegamos a los que para quien esto suscribe son los dos relatos más brillantes del libro. 

El primero de ellos, el que sirve de título al conjunto, 'Más afuera' es un sentido homenaje a su amigo fallecido, y también escritor, David Foster Wallace. Con este pretexto, Franzen nos traslada a la lejana isla Alejandro Selkirk (llamada 'Masafuera' hasta 1966), perteneciente a Chile,  a la que es prácticamente imposible acceder en bastantes épocas del año, y en la que le ocurrirán mil peripecias (algunas incluso a costa de su salud y su físico) en su afán de conocer la población de aves que habita este remoto lugar y depositar las cenizas de su amigo fallecido dos años antes. ¿Qué no se hace por amigo, verdad?

Al igual que en 'Más afuera', en 'Libertad' demostró que es un gran ornitólogo y amante de la naturaleza, y una vez más lo vuelve a dejar patente en 'El frailecillo chino'. Con la excusa de las especies de aves amenazadas en China, Franzen nos enseña la cara más oculta que se esconde tras la industrialización del gigante asiático, y de cómo aquélla se está llevando a cabo a costa de la degradación y destrucción de los espacios naturales del país.

Otros relatos interesantes son 'El mediterráneo feo', donde nos enseña la cara más aciaga de un país como Chipre muy poco tourist friendly, o 'Solo llamaba para decir te quiero', una crítica despiadada del uso de las tecnologías y las redes sociales para la publicación de sentimientos que no tendrían por qué salir de las cuatro paredes de un hogar.

'Más afuera' es un libro muy interesante, que recuerda a la mejor literatura de viajes y a la mejor prosa periodística de mediados del siglo XX. Y todo ello de la mano de un gran ornitólogo y naturalista como es Jonathan Franzen. Muy recomendable.

sábado, 26 de marzo de 2016

El asesino del cuadro


"Una música triste como cuando llueve en el mar"

Al libro que hoy reseño le tengo especial cariño. Se trata de uno de esos regalos que te hacen los amigos en plena adolescencia con las primeras pagas que reciben de sus padres. Por ese motivo merecía ser leído en una ocasión especial, y por ello fue empezado y acabado durante unas vacaciones en la playa de San Pedro de la Ribera, muy próxima a los pueblos de San Martín de Luiña y Cudillero (Asturias), que cuentan con una gran tradición e historia y, por donde, cada día se dejan caer cientos de peregrinos jacobeos que van recorriendo el Camino del Norte. De ese viaje ya hablamos en detalle por aquí hace unos tres años.


De historia también están llenas las páginas de 'Quattrocento'. Escrito tras la estela de 'El Código da Vinci', por aquello de mezclar hechos históricos y artísticos con situaciones que tienen lugar en nuestros días, lo cierto es que el texto de Susana Fortes contiene una trama muy bien elaborada que, por qué no, podría haber ocurrido así en la realidad del convulso siglo XV florentino.

El libro se estructura en dos épocas bien diferenciadas: la primera es en pleno Renacimiento, cuya acción discurre en las calles de Florencia, y donde se explica el origen del conflicto que desembocó  en el asesinato múltiple tras el cual estaba nuestro asesino del cuadro; la segunda es la época actual, donde Ana Sotomayor, estudiante de Historia del Arte, comienza a investigar de manera fortuita quien fue el instigador de la conjura organizada para desbancar a los Médici del poder en la ciudad florentina. Según se nos cuenta, el ficticio pintor Pierpaolo Masoni (atención al apellido) habría dejado oculto en su cuadro 'La Madonna de Nievole' al personaje que estuvo detrás de la Conjura de los Pazzi contra los Médicis. 

La autora juega muy bien con el suspense y ubica en los capítulos impares los hechos protagonizados por la estudiante Ana Sotomayor, mientras que en los pares narra los acontecimientos de 1478 que acabaron con el baño de sangre en la Catedral de Florencia. Hasta más allá de la mitad de la novela el suspense va in crescendo y se mantiene equilibrado en ambas épocas, pero a partir de un determinado momento los hechos se precipitan en el siglo XV y la época actual pierde algo de interés. A pesar de ello es interesante como se tratan los aspectos que quieren impedir que nuestra estudiante resuelva el misterio oculto desde hace 500 años (por otra parte, como se verá, clichés de este tipo de novela que pueden cansar y repeler un poco por el abuso y la poca seriedad con la que han sido tratada en estos últimos años): la masonería, el Vaticano, la banca asociada a la Iglesia Católica, etc.  

Son destacables los pasajes descriptivos del motín y la crudeza de las imágenes a él aparejada, pero también de la vida cotidiana de Florencia, e incluso de la vida académica de la que Ana Sotomayor es partícipe en su condición de estudiante. Valgan estos dos ejemplos:
"La vaharada  que al mediodía empezaban a despedir las opulentas cocinas de las mansiones ocultas en el interior de los patios y el olor a incienso de las alcobas abiertas con mantas y tapices oreándose en los balcones".
"Esos interiores confortables y cálidos de algunas universidades inglesas con sólidas estufas de hierro y con grandes estanterías de madera repletas de libros y ediciones antiguas, uno de esos lugares en los que uno se encuentra a salvo leyendo y saboreando una taza de té bien caliente mientras ve caer a gusto la lluvia a través de un ventanal de cristales emplomados".
Por el contrario, no está muy logrado el planteamiento de la relación personal entre la estudiante y su director de tesis, el profesor Giulio Rossi.

En definitiva, nos encontramos ante un libro bien estructurado y fácil de leer, muy ameno a pesar de sus pretensiones historicistas. Merece una lectura solo por saber si el asesino encontró su castigo o, por el contrario, su alma sigue vagando en el mundo de los vivos más cerca de lo que pensamos.

  

domingo, 7 de febrero de 2016

Una habitación oscura


Como reclamo, el detalle de todas y cada una de las mujeres que han pasado por la vida de un escritor, y la tipología (creada expresamente por dicho escritor) en la que se encuadran las mismas, no parece lo más adecuado desde el punto de vista del marketing. Pero si ese escritor es James Ellroy, la cosa cambia, porque él escribe (casi) todo bien.

A la caza de la mujer trata, como su nombre sutilmente indica, sobre el proceso vivido por Ellroy a lo largo de su vida para encontrar a su otra mitad. Una búsqueda ardua que comienza a una temprana edad, cuando toma conciencia del asesinato de su madre (a la que había deseado la muerte tres meses antes) y su padre le regala unas gafas de rayos X con los que se inicia en el voyeurismo. Con estos dos datos no es difícil llegar a la conclusión de que Ellroy no se crió en una familia precisamente estructurada, lo cual va a resultar determinante el resto de su vida, en su obra y, por supuesto, en la búsqueda de una mujer adeucada.

Más tarde, en su época adolescente, tenía una delicada manera de presentarse ante las chicas que le gustaban, que era allanando sus casas. Todo un galán. Ello cuando no se estaba drogando con una solución de algodón tóxico, hand made.

Teniendo en cuenta su niñez y su adolescencia todo hacía presagiar que la edad adulta de Ellroy no iba a ser un camino de rosas en lo que a experiencias amorosas se refiere. Narra los encuentros esporádicos con Penny en una de las lavanderías que atestan las calles de Nueva York; el primer matrimonio, que acabó en fracaso; la relación con Joan "la Diosa", a la que abandona porque una crisis nerviosa le ataca antes de llegar al altar; o su acercamiento a Karen, casada y con dos hijos, a la que pide insistentemente que "deje al gay de su marido". Hasta llegar a Erika, "Ella", con mayúsculas, su mujer en el momento de escribir el libro.

Escrito con una prosa ágil, como la que caracteriza toda la obra de Ellroy, el libro va perdiendo un poco de interés hacia la mitad, cuando se suceden, unas tras otras, las crisis nerviosas (y los cócteles de ansiolíticos utilizados para apagarlas) que impiden a Ellroy ser feliz junto a una mujer. Por otra parte, el libro se disfruta más si se conoce la obra del autor, pues será más fácil identificar a cada una de las mujeres con los personajes de sus libros. De lo contrario, puede resultar algo tedioso. 

Lo que queda claro es que la relación de James Ellroy con las mujeres ha sido una habitación oscura en la que ha entrado muy poca luz durante toda su existencia. Y así queda plasmado en estas páginas.

domingo, 3 de enero de 2016

Vientos renovados

El comienzo del año siempre es un buen momento para hacer borrón y cuenta nueva en las muchas y variadas facetas que componen nuestra vida. Desde los ya consabidos propósitos que rara vez se cumplen (perder peso, dejar de fumar) hasta el cultivo de aficiones que tenemos en segundo plano, o directamente olvidadas.

En esta última categoría se encuadra el cambio de imagen y la acotación de la temática de este blog que hoy vengo a presentar con esta entrada. Inicialmente concebido como un espacio donde expresar los más variados pensamientos sobre cualquier tema, fue expandiéndose a temáticas más específicas, como el comentario de libros, películas, restaurantes, discos, excursiones, viajes, política, etc. Y aquí es donde encontré el primer problema, porque como acertadamente señala el refrán, "quien mucho abarca, poco aprieta", y es que los temas se iban acumulando, y el tiempo era cada vez menor para acometerlos.

Por otro lado, las estadísticas señalaban que las entradas más "exitosas" eran las dedicadas a los viajes y a los libros. En el primer caso porque los internautas se interesaban por los lugares que habíamos ido visitando antes de emprender su viaje, mientras que en el segundo, los usuarios buscaban una opinión, vertida por un tercero, sobre un determinado libro que acababan de leer, y así contrastarla con la suya propia.

Esta pequeña "utilidad" es lo que hace que en esta nueva etapa del blog, estas dos categorías (viajes y libros) pervivan, mientras que el resto ya no volverán a aparecer por estas páginas. Esto no significa que no vaya a seguir opinando sobre restaurantes que hayamos visitado o películas vistas, sino que lo haré en plataformas especializadas como TripAdvisor o FilmAffinity, las cuales, por cierto, tienen mayor difusión que este humilde blog.

Lo anterior tampoco significa que las anteriores entradas vayan a ser eliminadas, pues como decía, bastante gente las sigue visitando para organizar un viaje, buscando información sobre los pueblos o los restaurantes que hay por las cercanías de los mismos. 

Afronto esta nueva etapa con optimismo, y en la creencia de que es la mejor manera de continuar con una de mis mayores aficiones: escribir. Si no lo consigo, habrá que buscar vientos renovados en 2017.