miércoles, 19 de enero de 2011

Extrema Inquina

Hace unos días el Consejero de Cultura del Gobierno murciano, Pedro Alberto Cruz, fue agredido a las puertas de su domicilio. El móvil todavía no está claro, ni los culpables tampoco (aunque ayer se detuviera a un miembro de un grupo de extrema izquierda como presunto implicado en la agresión), excepto para el Partido Popular, que considera que independientemente de quien llevara a cabo la acción lo es el Partido Socialista.

Sin entrar en teorías puramente penalistas según las cuales el único responsable penal de la acción es el sujeto que la lleve a cabo de una forma activa, lo más sorprendente de esta historia es que el Partido Popular acuse ahora al Gobierno de enmarañar el clima político de la región murciana. ¡Vaya hombre! Debe resultar que acusar al gobierno de estar detrás de los atentados del 11 de Marzo es un intento de conciliar a una sociedad rota tras haber perdido unas elecciones; debe ser que acusar al Presidente del Gobierno de traicionar a los muertos de ETA es un paso más hacia delante en la resolución del conflicto vasco; debe ser que ir diciendo en todos los foros en los que se le presenta la oportunidad a Aznar que España está intervenida es una peculiar forma de crear confianza en los inversores para que depositen sus activos en nuestro país. Si eso no es enredar y rociar de combustible el clima político, económico y social de España que alguien me diga cómo se llama a esa conducta ahora.

Vaya por delante que ni una idea, ni un posicionamiento político, ni mucho menos un trozo de tierra ni un trozo de tela con colores impresos vale una vida, ni tan siquiera una agresión como la que ha sufrido ahora el consejero murciano, y de tal forma ha de ser condenada toda defensa de una idea que vaya por ese camino. Sin embargo, no todo vale en política por un puñado de votos. No se puede tolerar el juego sucio de acusaciones sin probar (cosa que al Partido Popular se le da muy bien, como hemos visto), tal como que el responsable de lo que había ocurrido era el Ministerio del Interior (personificado en Rubalcaba) por dejación de funciones. Así visto y aplicando el mismo razonamiento el hecho de que Antonio Cerdá Cerdá, consejero de Agricultura y Agua del gobierno murciano no haya sido agredido desde que ejerce su cargo evidencia que el Ministerio del Interior (con su ministro a la cabeza) está realizando perfectamente sus funciones. Es muy fácil hacer demagogia, pero mucho más lo es que la crédula población le de pábulo a estas tonterías.

Llevamos en un clima de enrarecimiento de la política desde el 14 de marzo de 2004, buscado intencionadamente por aquellos que tienen interés en que los ciudadanos se dejen de preocupar por formarse una cultura política, una mente crítica que les permita afrontar con sentido común situaciones como la que hemos relatado. Interesados únicamente en que el único valor que prevalezca en la sociedad sea el del dinero y el poder sin escrúpulos. Esa desvirtuación de la imagen de la política entre los ciudadanos tiene un nítido objetivo y un claro interesado, el Partido popular, que parece se siente cómodo en los extremos: primero, en la extrema derecha, ahora en la extrema inquina.