martes, 25 de octubre de 2011

Narración de un costumbrismo siniestro

La historia de la Literatura primero, y la del Cine después, nos han mostrado que incluso en los lugares más recónditos de las sociedades y del género humano se puede esconder inesperadamente un ápice de bondad que no se pretendía encontrar. En estos casos, el personaje recobra el atractivo que no había tenido hasta ese momento. Sin embargo, el caso de Gerd Wiesler (o HGW XX/7, o el recientemente fallecido Ulrich Mühe) es diferente, porque ni aún dejando ver su bondad inherente consigue eliminar el halo de maldad de la sociedad en que está envuelto.

Es muy difícil intentar hacer una sinopsis de "La vida de los otros" sin descubrir algún hecho relevante en el desenlace de la película. Y es que aunque se tenga la percepción de que durante el metraje la acción se encuentra paralizada, lo cierto es que ante nuestros ojos pasan durante más de dos horas el fin de uno de los regímenes más macabros y sanguinarios de la Historia de la Humanidad. Agentes como Gerd Wiesler fueron los partícipes de que la lealtad de los hasta ese momento adeptos al régimen comunista que gobernaba con puño de hierro en la Alemania Oriental se resquebrajara y los "culpables" de que los que ostentaban alguna posición privilegiada buscasen la reubicación en otro lugar donde poder perpetrar su condición de poderoso, aunque ello supusiera colocarse en el otro lado del telón de acero (trasladando esto a España pienso, por ejemplo, en Rodolfo Martín Villa).

"La vida de los otros" no deja de ser una narración costumbrista (con lo que implicaba una situación costumbrista en esta época) de los últimos años del telón de acero, pero se trata de un costumbrismo siniestro en el que la cotidianeidad pasaba por la entrada clandestina en hogares, escuchas y detenciones ilegales, etc.

Aunque el hecho de que una película haya recibido un premio "Oscar" (a la "mejor película de habla no inglesa") generalmente no es indicativo de nada, en este caso la elección de la Academia del Cine de Estados Unidos pareció acertada y plenamente justificada.