jueves, 17 de noviembre de 2011

Por responsabilidad

Entrada fugaz y a vuelapluma, a ver qué tal...

Hasta esta mañana tenía decidido no votar al Partido Socialista Obrero Español en las Elecciones del próximo domingo. No podía ofrecer "gratis" mi voto después de lo que han hecho  con el que obtuvieron en 2008: dos reformas laborales (abaratamiento del despido, reforma de la negociación colectiva, etc.), ciertos guiños velados al copago en sanidad, aumento de la edad de jubilación hasta los 67 años, reducción salarial del 5% a los funcionarios, etc. Y soy consciente de que la situación en los países de la periferia no es mucho mejor y que las medidas que se han tomado en Francia, por ejemplo, son similares (aumento de la edad de jubilación hasta los 62, desde los 60), pero hubiera preferido que cuando la crisis comenzó a agravarse en la primavera de 2010 Zapatero hubiera buscado un pacto de Estado para intentar solucionar la situación desde la vía política, y en caso de no poder llevarlo a cabo, que hubiera dimitido. Que hubiera dimitido y así la gente que se deja la piel por el partido no tendría que haber salido a explicar lo inexplicable y a justificar los injustificable.

Hasta esta mañana...

Esta mañana nos despertamos con la entrevista que "El País hace a Mariano Rajoy, candidato del Partido Popular, y después de leerla no concibo facilitarles ni un gramo su llegada al Gobierno. No me da la gana que este ser tan incapaz gane con mi condescendencia (tenía pensado ir a votar, por supuesto, pero no al PSOE) y con mi inacción. No se puede concebir que una persona que ha estado dinamitando cualquier medida del gobierno socialista durante más de tres años y medio, ahora se despache con un "no tengo una varita mágica" para sacar a España de la crisis en un año, como sí daba a entender cuando su labor de oposición era únicamente machacar al gobierno, tumbarse a la bartola y fumarse un habano (como tan bien le dibuja Peridis). No, no quiero contribuir a eso, independientemente que sí lo hagan otros "borregazos" que piensan que, efectivamente, Rajoy va a sacar un conejo de la chistera en cualquier momento dando empleo a todo el mundo (¿pero cómo, Dios mío? ¿la gente es tonta?).

Y ahora bien, con la perspectiva que da el tiempo podemos comprobar que las medidas que en su momento adoptó el gobierno de Zapatero quizá nos hayan evitado estar tal y como está Grecia o Italia. Pues las medidas que se han adoptado son impopulares, eso está fuera de toda duda, han suprimido derechos sociales (incluidos muchos laborales), pero tengo la absoluta certeza de que con el PP en el gobierno no se van a recuperar esos derechos que injustamente nos ha sacrificado un gobierno socialista (sino todo lo contrario). Es esa la razón por la que voy a votar al Partido Socialista, porque aún con sus innumerables errores en estos casi cuatro años, ha tenido un sentido de Estado y una responsabilidad que jamás ha demostrado ni demostrará el Partido Popular, avalado por más de 130 años de historia.

No quiero ser cómplice, ni arrepentirme el día 21. Por eso, el sábado iré a votar al Partido Socialista. Y a todos los curritos que votarán al PP: "sarna con gusto no pica".

jueves, 10 de noviembre de 2011

"No más FARC"

He de confesar que Mario Vargas Llosa no es santo de mi devoción. La rancia ideología política que siempre que tiene ocasión deja plasmada en un escrito o en unas declaraciones dejan ver sin tapujos un pensamiento liberal propio del siglo XIX, y muy poco acorde con los gobiernos de corte izquierdista bolivariano que los pueblos de América Latina llevan eligiendo en sus respectivas elecciones desde hace más de una década. Ello por sí sólo no es malo, faltaría más, pero sorprende que ninguna de las medidas que toman estos gobiernos progresistas sean nunca de su agrado (la inquina que tiene a Hugo Chávez es particularmente alarmante).

Sin embargo, releyendo algunos viejos periódicos que guardo en casa, el otro día aparecieron ante mí algunas de las colaboraciones que realizó para "El País" hasta hace un par de años, aproximadamente, en una sección dominical llamada "Piedra de toque", y en las que no le faltaba del todo razón en sus apreciaciones (como se verá hoy y próximamente). En una de ellas hablaba de la iniciativa de un ingeniero colombiano, que había organizado un grupo en Facebook y convocado manifestaciones en todo el mundo por el fin de las FARC, siendo la más numerosa la que tuvo lugar en Santa Fe de Bogotá.

Se cuestiona Vargas Llosa si las FARC fueron algo distinto en sus comienzos, cuando estaban dirigidos por Tirofijo. Se responde: "tal vez lo fue, antes de que naciera oficialmente, en 1966, cuando la guerra civil que ensangrentó Colombia, luego del asesinato de Jorge Gaytán Durán y el bogotazo de 1948, y las guerrillas liberales y conservadoras se entremataban en una de las peores sangrías de la historia latinoamericana. Pero, si hubo alguna vez fuertes dosis de idealismo y generosidad en sus dirigentes, y una genuina vocación de altruismo social, todo eso fue desapareciendo con una práctica violenta de tantas décadas, en la que, poco a poco, los medios se fueron imponiendo sobre los fines, y corrompiéndolos hasta desaparecerlos, como suele ocurrir a quienes que la violencia es la partera de la historia". Y es que hoy, "las FARC no tienen nada de admirable ni de respetable pues son, hoy día, nada más que un Ejército seudo popular al servicio del narcotráfico, que vive del crimen, que tiene esclavizados por los métodos brutales que practica a cientos de miles de campesinos y gentes de los estratos sociales más humildes de Colombia que para su desgracia residen dentro de las zonas que domina y que son el obstáculo mayor que tiene este país para avanzar en su desarrollo y perfeccionar su democracia. 

No había reparado en este artículo hasta hace poco tiempo, cuando ETA anunció el "cese definitivo de la actividad armada", repugnante eufemismo que no significaba más que después de 50 años dejaba de asesinar a personas, inocentes en su inmensísima mayoría (me acuerdo de Carrero Blanco o Melitón Manzanas), contrarias a lo que ellos consideraban un Euskadi libre ("Askatuta"). Tras la decisión de ETA, la lectura de este artículo y el reciente asesinato de Alfonso Cano, el responsable de las FARC tras el fallecimiento de Manuel Marulanda "Tirofijo", en 2008, queda claro cuál es el fin de toda organización terrorista en el siglo XXI: su disolución sin condiciones. La gestión de "las consecuencias del conflicto" (otro asqueroso eufemismo) es harina de otro costal.


martes, 25 de octubre de 2011

Narración de un costumbrismo siniestro

La historia de la Literatura primero, y la del Cine después, nos han mostrado que incluso en los lugares más recónditos de las sociedades y del género humano se puede esconder inesperadamente un ápice de bondad que no se pretendía encontrar. En estos casos, el personaje recobra el atractivo que no había tenido hasta ese momento. Sin embargo, el caso de Gerd Wiesler (o HGW XX/7, o el recientemente fallecido Ulrich Mühe) es diferente, porque ni aún dejando ver su bondad inherente consigue eliminar el halo de maldad de la sociedad en que está envuelto.

Es muy difícil intentar hacer una sinopsis de "La vida de los otros" sin descubrir algún hecho relevante en el desenlace de la película. Y es que aunque se tenga la percepción de que durante el metraje la acción se encuentra paralizada, lo cierto es que ante nuestros ojos pasan durante más de dos horas el fin de uno de los regímenes más macabros y sanguinarios de la Historia de la Humanidad. Agentes como Gerd Wiesler fueron los partícipes de que la lealtad de los hasta ese momento adeptos al régimen comunista que gobernaba con puño de hierro en la Alemania Oriental se resquebrajara y los "culpables" de que los que ostentaban alguna posición privilegiada buscasen la reubicación en otro lugar donde poder perpetrar su condición de poderoso, aunque ello supusiera colocarse en el otro lado del telón de acero (trasladando esto a España pienso, por ejemplo, en Rodolfo Martín Villa).

"La vida de los otros" no deja de ser una narración costumbrista (con lo que implicaba una situación costumbrista en esta época) de los últimos años del telón de acero, pero se trata de un costumbrismo siniestro en el que la cotidianeidad pasaba por la entrada clandestina en hogares, escuchas y detenciones ilegales, etc.

Aunque el hecho de que una película haya recibido un premio "Oscar" (a la "mejor película de habla no inglesa") generalmente no es indicativo de nada, en este caso la elección de la Academia del Cine de Estados Unidos pareció acertada y plenamente justificada. 

lunes, 12 de septiembre de 2011

(Muy) Pequeño manual para jóvenes rebeldes



Tuve conocimiento de la existencia de este libro por un artículo de Público, titulado con las palabras que encabezan este post. He de reconocer que me encandiló para querer comprarlo por lo que en él se decía. Ahora bien, una vez leído, no es que me haya defraudado, en absoluto, pero considero que no aportará nada a alguien que tuviera un mínimo de conciencia social antes de su lectura.

En "¡Indignaos!" se parte de una base, que es la existencia de unos derechos que deberían ser intocables e inviolables para toda la Humanidad, pero que de un modo u otro no se respetan, lo cual ha de ser motivo de indignación y movilización, sobretodo, según el libro, para los más jóvenes. El punto de partida es impecable, pero en mi opinión se trata de algo obvio y, por qué no decirlo, de un planteamiento demasiado etéreo, como para que pueda despertar indignación por sí mismo.

Y aunque sirva de poco, lo que sí es interesante es la comparación que se establece entre la Francia de la Resistencia (aunque dicho proceso comparativo podría soportarse con cualquiera de los países de su entorno), pues sirve para evidenciar cómo derechos consolidados están peligrando gracias a prácticas especuladoras y agresivas de los distintos grupos de presión (económicos, mediáticos, etc...), que son al fin y a la postre los que dirigen los designios de países soberanos, como lamentablemente se está demostrando.

En mi caso, el hecho de haber leído este libro en este momento lleva el aliciente añadido de ver cómo se fraguaba el "Movimiento 15-M" al mismo tiempo que avanzaba por sus páginas. Hay quien considera que "¡Indignaos!" ha sido un revulsivo que ha despertado la conciencia de muchas personas y que, por tanto, se encuentra en la semilla de aquel movimiento. Por el contrario, considero que lo que se encuentra en el origen del mismo es el estado de retorsión a que estamos siendo sometidos por los denominados "mercados", por un lado, y a las políticas de derecha llevadas a cabo por un partido que de primero se apellida "Socialista" y de segundo "Obrero" (el cual, hay que reconocerlo para ser justos, recibió una herencia económica muy envenenada por parte de un verdadero partido, este sí de (extrema) derecha, el Partido Popular), por otro. Estas son las verdaderas razones por las que el Pueblo se ha movilizado. Más allá de formulaciones genéricas de violaciones de Derechos Humanos, ha sido la conciencia de que podemos encontrarnos ante una generación perdida de españoles, por las decisiones de sus gobernantes.

En definitiva, nos encontramos ante un libro que, si bien, puede servir de revulsivo para mentes dormidas, nada aportará a quien ya tuviera algo de conciencia social. Si lo que realmente se busca es una buena lectura que promueva el compromiso, recomiendo "La libertad del compromiso", de Hernán Zin, libro que recoge casos concretos de verdaderos ejemplos de sacrificio y superación por los demás. 



miércoles, 20 de abril de 2011

La vida a borbotones

Resulta desconcertante que una consecución de caracteres tipográficos pueda provocar tanta desazón en la persona que las lee; que esos pequeños puntos de tinta unidos entre sí cobren un significado, y que el significado constituya un sentimiento. Un sentimiento que crea pesadumbre, conduciendo al lector irremisiblemente a encontrarse dentro de la piel de un príncipe italiano del siglo XIX, siendo consciente de que pese a la separación temporal y la diferencia de status social, el sentimiento que ha de atenazar a una persona a las puertas de la muerte ha de ser la desesperación que muestra Fabrizio Corbera desde la terraza de un hotel de Palermo.

El capítulo dedicado a la muerte del Príncipe, con la vida escapándosele a borbotones, mientras rememora las veces que ha sido feliz y sobretodo las que ha sido infeliz a lo largo de su vida es uno de los pasajes más atractivos de toda la novela. Ciertamente, la estructura del libro en períodos de tiempo no muy largos, pero que se unen entre sí con espacios temporales muy prolongados hace que el hilo argumental sobre el que se estructura la historia no sea muy sólido, pero pese a todo se puede decir que "El Gatopardo" es una libro que posee una gran calidad y que cuenta entre sus páginas con momentos deliciosos.

Toda la novela gira en torno a la figura del Fabrizio Corbera, Príncipe de Salina, en un momento convulso para la historia de Italia: el desembarco de Garibaldi en Sicilia en mayo de 1860, y el fin de la época de dominio de la aristocracia, para dar paso a una más convulsa y más insegura para la nobleza. Y son, precisamente, las maniobras de acomodación que 'El Gatopardo' hubo de realizar para adaptarse a los nuevos tiempos, partiendo de su carácter siciliano, el principal hilo argumental de la historia. D. Fabrizio, que demuestra en más de una ocasión su sensación de vacío por estar rodeado de personas que únicamente se proveen de alegrías momentáneas y banales (la fiesta en el Palacio de los Ponteleone es uno de esos momentos), es un gran conocedor de las matemáticas y la astronomía, y precisamente por ello, por su carácter ilustrado es por lo que se siente tan sólo en el mundo de la nobleza tan superficial.

El contexto histórico-político de Italia a finales del siglo XIX juega un papel fundamental en el desarrollo de los acontecimientos. Una vez que Garibaldi lleva a cabo el desembarco en Sicilia, se produce una conversación entre D. Fabrizio y Tancredi, el sobrino militar de 'El Gatopardo', cuyo contenido ha pasado a la historia de la ciencia política como el gatopardismo:
-Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie.
-¿Y ahora qué sucederá? ¡Bah! Tratativas pespunteadas de tiroteos inocuos, y después todo será igual pese a que todo habrá cambiado.

Y es que aunque la novela esté trufada de amoríos juveniles, desengaños amorosos, infidelidades y otras cuitas de las relaciones de pareja (además de otros temas como el catolicismo, la vida en la Sicilia rural, etc.), no se deja empañar por todo ello y al final acaba prevaleciendo su carácter eminentemente práctico para entender los avatares de la última mitad del siglo XIX en Italia. Es, en definitiva, un buen manual para entender la época de la unificación de Italia.

Por tanto, nos encontramos ante un libro totalmente recomendable que por su volumen se convierte en una lectura liviana, con bastantes pasajes que se prestan a disfrutarlos en cualquier momento, pero preferentemente en una noche de primavera o verano que nos haga recordar a las de la familia Salina en los jardines del castillo de Donnafugata. 

P.D: Antes de El Gatopardo tuve la oportunidad de leer Rayuela, de Julio Cortázar, libro sobre el que nunca se ha de pretender realizar una reseña, por breve que sea, si no se quiere caer en el más estrepitoso de los ridículos.

lunes, 7 de febrero de 2011

Izquierda abertzale, nos guste o no nos guste

Creo que soy capaz de comprender el odio que puede sentirse cuando han asesinado a algún familiar tuyo, directo o indirecto, y cuando en la causa de esa muerte se encuentra un trozo de tierra (patria lo llaman ellos*) o un pedazo de tela (bandera lo llaman ellos).

Y por eso entiendo que ante la posibilidad de que los que aplaudieron la muerte de tu padre puedan volver a entrar en la vida política y, por tanto, pública de tu país (a través de la fundación e inscripción de un nuevo partido político) se enciendan todas las alarmas. Pero eso (y vuelvo a repetir que entiendo ese punto de vista) no es necesariamente malo si viene con el compromiso de rechazar la violencia de ETA en el caso de que se produzca (no dicen "condenar", pero tampoco lo dicen los estatutos del Partido Socialista, del Partido Nacionalista Vasco o del Partido Popular).

Es cierto que la palabra de la izquierda abertzale se encuentra muy devaluada, precisamente por la inconsistencia de la que han hecho gala hasta el momento, demostrando una vez tras otra que eran los alfiles de la acción armada de ETA. Y ese sambenito les va a costar quitárselo porque ellos mismos no lo han decidido antes. Sin embargo, quien piense que se puede resolver este capítulo negro (otro de tantos) de la Historia de España sin la participación de la izquierda abertzale es un iluso de los que han de guardarse en los museos, porque ya no quedan. La izquierda abertzale, nos guste o no, es el movimiento político que aglutina a una tercera parte de la sociedad vasca (no todos partidarios de la violencia, no se nos ha de olvidar este hecho) y, por tanto, sin la dirección política del mismo va a ser muy imposible convencer a sus partidarios de que el terrorismo no es el camino. Por ello, el hecho de que su dirección nacional haya dado el paso de reconocer este aspecto en los estatutos no es malo, sino todo lo contrario. A partir de ahora, la verificación del cumplimiento de los estatutos se deberá hacer por las vías ordinarias que rigen para el resto de partidos. Es decir, deberán tener un control jurídico a posteriori, no a priori.

Y es que, además, estoy convencido de que la superación del odio por las dos partes es un requisito imprescindible para que el conflicto vasco se pueda superar. Y buen ejemplo de ello lo da Eduardo Madina, Secretario General del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso de los Diputados y víctima de ETA en el año 2002, cada vez que tiene oportunidad. En una entrevista en El País Semanal en 2009 decía lo siguiente:

"Salgo reforzado en el compromiso. Con un rechazo total a lo que ETA me propone: el odio, las ganas de venganza, las ganas de irme. Y me lleva a un ejercicio de alquimia, que todavía no ha concluido, que es convertir el plomo en oro: que de esa mierda salga algo que refuerce mi vida. Aquel atentado me blinda contra cualquier tipo de odio, ETA es una factoría de odio. Yo salgo más generoso, más aceptador de la diferencia, de la pluralidad. Termino convirtiendo aquel escenario en una alerta de la importancia de las cosas en la vida, de la importancia del tiempo. Ojalá pudiera quitar aquel día. Pero es un capítulo fundamental de mi vida, casi de mi muerte; intento convertirlo en algo positivo para los días que me quedan por vivir".

-"¿Habría que volver a hablar con ETA en algún momento?
-Da la sensación, por el último proceso de paz, que la propia ETA ha despreciado ese diálogo, ya no lo quiere. Hay una frase que define muy bien la situación, creo que la dijo Rubalcaba: ETA pudo acabar como el IRA y eligió acabar como el GRAPO. ¿Habrá que volver a hablar? Yo no lo sé, yo creo que ahora mismo, no, porque ellos mismos no han querido. Pero todos los manuales de resolución de conflictos violentos te dicen que la palabra es un instrumento útil para la resolución de conflictos terroristas. Y en la salida de escena, bien utilizada, y en el mejor de los contextos, es un instrumento útil. Yo sigo creyendo en eso. Pero, desde luego, ahora mismo, no se puede hablar con ellos".
En mi opinión éste es el pensamiento que ha de tenerse a futuro. El sentimiento de justicia también, por supuesto, es un derecho al que ninguna víctima ha de renunciar, pero al mismo tiempo han de reconocerse los pasos que se están dando y que el tiempo se encargará de mostrar si eran verdaderos o por el contrario otra trampa.
*Ellos: miembro de cualquier tipo de nacionalismo, centralista o periférico.

miércoles, 19 de enero de 2011

Extrema Inquina

Hace unos días el Consejero de Cultura del Gobierno murciano, Pedro Alberto Cruz, fue agredido a las puertas de su domicilio. El móvil todavía no está claro, ni los culpables tampoco (aunque ayer se detuviera a un miembro de un grupo de extrema izquierda como presunto implicado en la agresión), excepto para el Partido Popular, que considera que independientemente de quien llevara a cabo la acción lo es el Partido Socialista.

Sin entrar en teorías puramente penalistas según las cuales el único responsable penal de la acción es el sujeto que la lleve a cabo de una forma activa, lo más sorprendente de esta historia es que el Partido Popular acuse ahora al Gobierno de enmarañar el clima político de la región murciana. ¡Vaya hombre! Debe resultar que acusar al gobierno de estar detrás de los atentados del 11 de Marzo es un intento de conciliar a una sociedad rota tras haber perdido unas elecciones; debe ser que acusar al Presidente del Gobierno de traicionar a los muertos de ETA es un paso más hacia delante en la resolución del conflicto vasco; debe ser que ir diciendo en todos los foros en los que se le presenta la oportunidad a Aznar que España está intervenida es una peculiar forma de crear confianza en los inversores para que depositen sus activos en nuestro país. Si eso no es enredar y rociar de combustible el clima político, económico y social de España que alguien me diga cómo se llama a esa conducta ahora.

Vaya por delante que ni una idea, ni un posicionamiento político, ni mucho menos un trozo de tierra ni un trozo de tela con colores impresos vale una vida, ni tan siquiera una agresión como la que ha sufrido ahora el consejero murciano, y de tal forma ha de ser condenada toda defensa de una idea que vaya por ese camino. Sin embargo, no todo vale en política por un puñado de votos. No se puede tolerar el juego sucio de acusaciones sin probar (cosa que al Partido Popular se le da muy bien, como hemos visto), tal como que el responsable de lo que había ocurrido era el Ministerio del Interior (personificado en Rubalcaba) por dejación de funciones. Así visto y aplicando el mismo razonamiento el hecho de que Antonio Cerdá Cerdá, consejero de Agricultura y Agua del gobierno murciano no haya sido agredido desde que ejerce su cargo evidencia que el Ministerio del Interior (con su ministro a la cabeza) está realizando perfectamente sus funciones. Es muy fácil hacer demagogia, pero mucho más lo es que la crédula población le de pábulo a estas tonterías.

Llevamos en un clima de enrarecimiento de la política desde el 14 de marzo de 2004, buscado intencionadamente por aquellos que tienen interés en que los ciudadanos se dejen de preocupar por formarse una cultura política, una mente crítica que les permita afrontar con sentido común situaciones como la que hemos relatado. Interesados únicamente en que el único valor que prevalezca en la sociedad sea el del dinero y el poder sin escrúpulos. Esa desvirtuación de la imagen de la política entre los ciudadanos tiene un nítido objetivo y un claro interesado, el Partido popular, que parece se siente cómodo en los extremos: primero, en la extrema derecha, ahora en la extrema inquina.