jueves, 4 de mayo de 2023

Palabras para un oscuro futuro


"Hija mía es mejor vivir

con la alegría de los hombres

que llorar ante el muro ciego".

La poesía es uno de los géneros más inaccesibles hasta para el lector menos perezoso a la hora de enfrentarse a las solapas cerradas de un libro. Por lo general, la narrativa es elegida para los momentos de distensión, como entretenimiento en vacaciones, fines de semana o en los momentos finales del día, cuando la mente está (o debería estar) más despejada.

Un peldaño por encima se encuentra el ensayo, un género no tan sencillo de encarar como la narrativa, que exige un punto adicional de concentración en el tema concreto del que trate el libro, y que no siempre tiene que coincidir con nuestros intereses, asegurándonos así una apertura del conocimiento a campos inexplorados en su totalidad o en su mayor parte.

Pero la poesía siempre necesita de una atención adicional (no es suficiente una atención superflua que, en muchas ocasiones, dedicamos a una novela o a un ensayo que no nos interesa en exceso) y precisa que, como lectores, hagamos un ejercicio de situarnos en la piel del poeta para tratar de entender el sentimiento y las circunstancias que le llevaron a trasladar sus pensamientos a los versos del poema.

Por estos motivos, hasta hace muy poco no me había atrevido todavía a tomar prestado, ni mucho menos comprar, un poemario. Pero hace relativamente poco tuve conocimiento de una inspiradora entrevista al tristemente fallecido Miki Naranja que hizo sacudir las telarañas de ese pensamiento e hizo que perdiera ese miedo atávico al género. A día de hoy, son varios los poemarios que esperan el turno en las estanterías, y otros tanto, como el que hoy analizo, que ya han sido leídos en esos momentos de mayor lucidez mental.

Es cierto que el poemario elegido en esta ocasión no era del todo desconocido, porque ¿quién no ha escuchado alguna vez el 'Palabras para Julia' en la voz rasgada de Paco Ibáñez. Pero siendo ese el emblema del poemario de José Agustín Goytisolo (y el motivo por el que más de un lector habrá recalado en las páginas de este libro), estos versos no son la única razón por la que deberíamos detenernos en la obra de este poeta catalán.

 

Volviendo al 'Palabras para Julia', los que somos padres, y más concretamente de descendientes del género femenino, nos hemos imaginado en alguna ocasión preparando a nuestros hijos para el tránsito de la niñez a la vida adulta. Y en esa conversación figurada bien les podríamos advertir de que se sentirán acorralados, perdidos o solos, que sentirán que la vida ya no tiene objeto y que es un asunto desgraciado; pero en un intento desesperado de animarlos les recordaremos que, a pesar de todo, la vida es bella, que tendrán amigos y conocerán el amor, que pese a las ganas de lo contrario no deberán rendirse ni apartarse junto al camino. Y algún día, viéndolos partir, nos quedaremos pensando en ellos, como ahora los pensamos.

Pero sería injusto terminar la reseña en este punto, haciendo mención únicamente al archiconocido 'Palabras para Julia', y obviando otros que merecen igual o más mérito que aquél, por las circunstancias en que fueron creados. Y es que teniendo en cuenta que el poemario fue escrito en plena dictadura franquista, textos como 'Mala cabeza', 'Soldado si' y 'Más que una palabra' denuncian la situación de represión que se estaba viviendo en España, a la vez que reivindicaban y ensalzaban el valor de la libertad robada al pueblo.

En la habitación

de al lado

en la misma

habitación

que hasta hace poco

era mía

rodeada de los mismos

libros en las

mismas librerías

mirando los mismos

cuadros sobre las

paredes mismas

toda asombro

vida ojos

amor manos

alegría

canta y juega

ríe ríe

una niña una

niña

Otros poemas de amor paterno-filial ('Con nosotros' o 'Soledad') o amor romántico cierran este clásico de la poesía española editado por Lumen, constituyendo un buen libro para iniciarse en este género.

Por mi mala cabeza

yo me puse a escribir.

Otro por mucho menos

se hace guardia civil.

 

Por mi mala cabeza

creí en la libertad.

Otro respira incienso

las fiestas de guardar.

 

Por mi mala cabeza

contra el muro topé.

Otro levantó el muro

con los cuernos tal vez.

 

Por mi mala cabeza

sólo digo verdad.

Por mi mala cabeza

me descabezarán.