martes, 27 de mayo de 2014

¿Es nuestro partido federal?

Hace un par de semanas, yendo en el metro de camino al trabajo, apareció ante mí un artículo de Fernando Rodero, Coordinador de la corriente Izquierda Socialista en Castilla y León, publicado en el número 5 de la revista 'Argumentos Socialistas', que en esta ocasión está dedicado de manera monográfica al federalismo.

Me pareció tan acertado y tan sintomático de los males que aquejan a nuestro partido, que rápidamente me decidí a pedir permiso al autor y al editor de la publicación para poder reproducirlo íntegramente. Por su interés (y aunque sea un poco largo para el tipo de publicaciones que aparecen en el blog) os recomiendo su lectura. Además, se hace recomendable su lectura por otra razón. Y es que después de las Elecciones al Parlamento Europeo del pasado domingo, y debido al resultado obtenido por el PSOE en las mismas, se abre una etapa en la que se ha de reflexionar bastante sobre el futuro del partido, y quizá fuera un buen comienzo tener en cuenta este artículo:

"¿Nuestro partido es federal?"

"Cuando adviertas que para producir necesitas obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes no trafican con bienes, sino con favores; cuando percibas que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por su trabajo, y que las leyes no te protegen contra ellos, sino, por el contrario, son ellos que están protegidos contra tí; cuando descubras que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un auto-sacrificio, entonces podrás afirmar, sin temor a equivocarte, que tu sociedad está condenada".

(Ayn Rand 1905-1985. Alissa Zinovievna Rosembaum)


LA DESIGUALDAD
El pensamiento de Ayn Rand es hoy de plena actualidad en nuestro mundo y en nuestro país. El sector financiero, casi absolutamente desregulado, produce cuantas cifras engañosas sean necesarias para apuntalar un mundo repleto de burbujas, deudas impagables, rescates draconianos y siempre con enormes beneficios para una muy reducida clase del sector bancario a costa del empobrecimiento mayoritario y la merma de derechos sociales generalizada.

El tsunami de la desigualdad parece no encontrar dique alguno que se le resista. A escala planetaria, el 1% de la población dispone del 50% de la riqueza mundial mientras que el 99% de los seres humanos solo disponen del 50% de la riqueza restante. Las 20 personas más ricas de España poseen la misma riqueza que los 9 millones de españoles más pobres. Cada vez son más los avisos que se lanzan sobre el avance de la pobreza en España. Si el INE ha estimado la tasa de riesgo de pobreza o exclusión social de 2012 en el 26,8%, un reciente estudio de Intermón Oxfam considera que, si continúan las actuales políticas de ajuste, ocho millones de españoles en 2025 serán pobres, y la cifra alcanzaría los 20 millones (el 42% de la población española).

Las cabezas pensantes, las cabezas realmente gobernantes, abogan una y otra vez, crisis tras crisis, por el sacrosanto crecimiento infinito como el bálsamo de fierabrás para un mundo que sin embargo tiene unos recursos finitos. Esta absoluta contradicción conlleva una progresión casi aritmética del crecimiento poblacional, que en los últimos 100 años se multiplica por 5, superando los ocho mil millones de personas, mientras que en los 100 años anteriores pasó de 980 millones en el año 1800, a 1.650 millones de personas en el año 1.900. También, como todos conocemos -exceptuando la prima de Rajoy-, el cambio climático asociado al aumento del CO2 atmosférico y sus ya terribles consecuencias medioambientales, nos pergeñan un futuro no muy halagüeño, y en todo caso de muy difícil gestión.

"Los lugares más oscuros del infierno están reservados para aquellos que mantienen su neutralidad en época de crisis moral".

(Dante Alighieri)

EL PSOE
Y ante esta apresurada síntesis del panorama, nos cabe preguntar qué respuesta está dando el socialismo, y más concretamente nuestro partido, el PSOE. O mejor, podríamos preguntarnos en primer lugar si el PSOE está en condiciones de dar una respuesta eficaz y eficiente; una respuesta que frene el tsunami que señalaba al principio y contribuya a transformar nuestra sociedad en un espacio habitable, donde la igualdad de oportunidades sea el norte de su brújula.

Con el cambio electoral de 2011, el partido no ha sido capaz de responder adecuadamente. Las reticencias a un proceso autocrítico, la ausencia de un proyecto nítido, reconocible por los ciudadanos, situado en la izquierda y que nos permitiera diferenciar nuestra propuesta del resto, nos han conducido a una jibarización tanto del espacio electoral como del espacio de la militancia. La llamada hipertrofia organizativa se convierte en realidad por la evidente disminución de afiliados y el desentendimiento de muchos militantes. Y ante una situación interna como ésta, el desasosiego por la pérdida de control del partido y por la drástica reducción de puestos institucionales, hace que nuestros representantes se enroquen con análisis miope de defender los ya menguados cargos existentes.

La Conferencia Política, como respuesta a la falta de proyecto y de liderazgo supuso un paso adelante, aunque claramente insuficiente. Sus conclusiones, expresadas en cientos de folios aprobados casi unánimemente, también tienen mucho de contradicción, de indefinición y de tratar de contentar a todos sin pisar muchos callos. Y en cualquier colectivo sin un proyecto claramente reconocible, es muy difícil que sea encarnado por un líder igualmente reconocido. Podríamos afirmar que sin proyecto no hay líder y sin líder no hay proyecto. Y en esas estamos.

Una somera mirada demoscópica nos presenta, desde hace ya varios años, una continua y progresiva falta de credibilidad social respecto a nuestro partido en todos los sectores y en todos los grupos de edad. Las razones de esta pérdida de credibilidad, sin duda alguna son numerosas: unas fáciles de identificar y otras de difícil filiación. Este necesario análisis, que debe ser ejercitado constantemente, pasa indefectiblemente por la autocrítica, actividad un tanto antipática tanto a nivel individual como colectivo. Es frecuente en nuestros líderes contraponer argumentos o excusas, afirmando que no es el momento de la autocrítica, o que su tiempo ya pasó, o que ya se ejercitó, o que corremos el peligro de estancarnos en el masoquismo y en la culpabilidad.

"Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres"

(Rosa Luxemburgo)

EL FEDERALISMO INTERNO
Contraviniendo estos consejos paternales anti autocríticos, me atrevería afirmar que una de las claves de nuestra falta de credibilidad radica en que nuestro proyecto como partido político de izquierdas y federal está, cuando menos, desdibujado.

Como partido de IZQUIERDAS, nuestra reforma laboral en la pasada legislatura, o nuestra regulación y vigilancia del mundo financiero o nuestra mini reforma fiscal, poco tienen que ver con la ideología socialista. Esta observación no invalida para nada la evidente reivindicación que todos socialistas hacemos cuando afirmamos nuestro protagonismo en la creación y desarrollo de los servicios públicos de nuestro país, y en la puesta en marcha y salvaguardia de la mayoría de los derechos sociales que nuestra sociedad disfruta.

Como partido FEDERAL pienso que las contradicciones son también de gran magnitud, sobre todo desde una óptica interna. El federalismo es el motivo de esta revista en su nº 5, y por esta razón me extenderé algo más en este apartado.

¿Cuántas veces hemos oído a muchos compañeros definir a nuestro partido como federal, como autonomista, como municipalista, como comarcalista, e incluso expresando la necesidad de un enfoque recentralizador en algunas materias? Aquí viene bien recordar eso del toreador Guerrita: "No puede ser, y además es imposible".

Resulta arduo obtener credibilidad con esta mezcolanza de afirmaciones a veces espontáneas y siempre contradictorias. Desgraciadamente, estas contradicciones conllevan y provocan situaciones en el funcionamiento interno difíciles de asimilar por los militantes, y difíciles de entender por los ciudadanos. Repasaré alguna de ellas como las más significativas que cuestionan el sentimiento federal del funcionamiento interno de nuestro partido:

  • El reglamentarismo, entendido como trinchera de seguridades y no como herramienta para facilitar la participación de las partes, hizo que todos los compañeros socialistas gallegos tuvieran que votar en primer lugar de forma libre y secreta pero no válida, en la elección de su candidato a Secretario General, para que, pasadas unas semanas, tuvieran que elegir a un reducido número de delegados y estos votaran de forma, ya válida, al actual Secretario General. La norma central predominó frente al deseo de una de las partes.
  • La relación dificultosa, con constantes vaivenes, entre el Partido Socialista Catalán y el PSOE, hace que algunos significados compañeros aboguen con insistencia periódica por la ruptura total entre las dos formaciones. La opción sería, entonces, la uniformidad. Eso sí, sin quitar la F de Federal en la definición del PSOE.
  • Las diputaciones, organismos que surgen de los cambalaches intra-partidos pero siempre muy alejadas de una elección estrictamente democrática, son defendidas a capa y espada en algunas provincias y en algunas federaciones, mientras que en otras son definitivamente denostadas como núcleos caciquiles e ineficaces. El conflicto entre las partes tiene aquí también su expresión, y el PSOE no puede tampoco hoy ofertar una posición clara y federalizante al electorado.
  • Mención especial merecen también los conflictos constantes durante los dos últimos años en Castilla y León, donde la Secretaría de Organización Federal margina e incluso ningunea al Secretario Autonómico en frecuentes ocasiones. El triste caso de Ponferrada ilustra sobremanera el conflicto entre una parte, Castilla y León, y el todo, la Secretaría de Organización Federal.
Podría continuar ilustrando el contradictorio sentimiento federal en el funcionamiento interno del partido con muchos más ejemplos, que reflejan esa tensión federalizante en un platillo de la balanza; y en el otro, la práctica centralista.

"Hay que considerar no de dónde viene la gente, sino hacia dónde va"

(Séneca)

UNA PROPUESTA
Creo imprescindible y prioritario que nuestro partido adopte una práctica federalizante en su funcionamiento interno. Otros partidos no tienen este problema porque ni defienden el federalismo del estado ni mucho menos el federalismo interno.

El Consejo Territorial del partido, el pasado 6 de julio de 2013 en Granada, propuso 13 medidas para avanzar en la configuración federal del estado. Bueno sería que el médico probase su propia medicina. Bastaría con adecuar alguna de esas trece medidas a nuestros estatutos y reglamentos; principalmente, las siguientes:
  • Incorporar a la Constitución el mapa autonómico. En nuestro caso las partes estarían conformadas por las Federaciones, las Corrientes y las Sectoriales.
  • Distribución competencial. Habría que abandonar el espíritu, la letra y la práctica centralista del partido, donde la Comisión Ejecutiva Federal ostenta casi el poder omnímodo hasta en los últimos rincones del partido. Pienso que si esta distribución competencial fuera federal, difícilmente se podrían aprobar reformas constitucionales como la sufrida en la legislatura pasada. la CEF, el Comité Federal y el Congreso Federal, además de velar por la unidad debieran facilitar las aspiraciones de las partes. No es entendible que la mayoría de los conflictos internos ha de resolverse con el dictamen de los órganos centrales. El funcionamiento congresual tendría que abandonar su sentido vertical unidireccional, de arriba a abajo, potenciando el sentido contrario, de abajo a arriba. Esta práctica respetaría las propuestas de las partes y éstas se reconocerían en lo común más cómodamente.
  • Determinación y reconocimiento de los hechos diferenciales. Las partes que componen nuestro partido son muy diversas entre sí y esto debiéramos entenderlo como riqueza y no como un problema. El PSC y el PSOE de Extremadura son diferentes. Sus necesidades, compromisos, aspiraciones, aportaciones y recorridos históricos son diferentes. El desarrollo de las Sectoriales y de las Corrientes están pendientes casi desde su nacimiento; todo lo apuntado estatutariamente sobre ellas apunta exclusivamente a su control centralista.
  • Sustituir el Senado por una Cámara de representación territorial. Todos los órganos federales debieran ser un reflejo de las partes en las que está compuesto nuestro partido. En muchas ocasiones los órganos directivos son conformados por circunstancias y presiones estrictamente coyunturales o de poder.
  • Lealtad y colaboración en la gobernación del estado. En este caso facilitar y potenciar la lealtad y colaboración entre las partes y en la gobernanza del PSOE a través de sus órganos federales sería y es la garantía de unidad.
Para terminar, recordaré mi fascinación desde mi primera infancia por el Arco Iris; es la mejor y más perfecta metáfora de la diversidad. La luz es única pero sus formas son diversas y el Arco Iris es la diversidad en la unión perfecta. Pero para poder ver el arco iris, primero tendremos que soportar la lluvia.  

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