martes, 19 de enero de 2021

Los límites y las ganas de volar

 "Ignoran que conocer el final es lo único que te permite disfrutar del cuento".

 'Tierra de campos'. David Trueba. 2017


En una de sus últimas intervenciones públicas antes de que el maldito cáncer nos privara de su persona y de su obra, el poeta Miki Naranja, desde la habitación 128 del 'Hotel Jorge Juan', contó que una vez, uno de sus hijos le preguntó que si podía ser astronauta y, al mismo tiempo, otro tipo de profesión que requería de preparación y esfuerzo para alcanzar el éxito en la misma (inclúyase aquí, bombero, futbolista, médico, o cualquier otra profesión equivalente). Contaba que él le había contestado, desde la visión lógica de un adulto, que no; que no podía ser astronauta y al mismo tiempo dedicarse a otra profesión, pues el tiempo empleado en formarse para la primera le iba a impedir conseguir, siquiera, aspirar a la segunda. Al poco tiempo, continuaba, se dijo a sí mismo, que quién era él para poner límites a la imaginación de su hijo y a su deseo de compaginar dos oficios que, de primera mano, no resultan fácilmente accesibles.

En ningún momento consideré que lo que contaba Miki Naranja fuera un "invent" como aquellos con los que se suele ridiculizar en Twitter a aquellos padres que, por lo general, suelen poner en boca de sus hijos frases engoladas que sólo han poblado previamente su cabeza, pero hasta ayer había abordado este tipo de conversaciones entre padre e hijo con cierta distancia por desconocer cuánto pudieran tener de construcción literaria que sirviera para dar un encaje perfecto a la anécdota relatada. Sin embargo, ayer fui el destinatario de una pregunta lanzada en términos muy similares, de la que no pude escapar.

De vuelta a casa, finalizando lo que para mi fue una tarde que recordaré siempre, cargado de libros infantiles bajo el brazo, tras haber vivido los primeros momentos de Adriana rebuscando en los estantes de una biblioteca, me preguntó si alguna vez podría llegar a ser cantante y policía a la vez. Es cierto que existen diferencias cuantitativas entre una astronauta y una cantante, pero María Callas no llegó a ser la mejor de su disciplina por ciencia infusa, sino que dedicó años y años de su vida para formarse y llegar a lo más alto. Incluso para ser policía se requiere dedicación académica y preparación física durante un período de tiempo más o menos extenso. Por tanto, desde los ojos de un adulto, así expuesto, podría resultar difícil compatibilizar ambas ocupaciones.

Afortunadamente, Adriana no plantea sus preguntas desde los ojos de un adulto. Mientras por un milisegundo me vi tentado a decirle que no es posible compatibilizar ambos oficios, frené en seco y recordé la conversación de Miki Naranja con su hijo, y le animé a que se esfuerce para poder conseguir lo que se proponga, sea ser cantante y policía o los dos o tres nuevos oficios que comiencen a estar de moda la semana que viene entre sus amigos de clase, porque nosotros, los padres, no somos nadie para, desde nuestra visión ya encorsetada de la vida, poner límites a su imaginación y a sus ganas de volar. 

Y es que llegará el día en que consiga las aspiraciones que tenía previstas, o quizá otras que no lo estuvieran en un inicio, quizá después de haber fracasado en mil ocasiones anteriores, pero es importante que no conozcan cómo termina el cuento en muchas ocasiones, porque solo eso es lo que les permitirá disfrutar del mismo.  

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