Salvando las distancias, el pasado jueves me tocó vivir de cerca una experiencia parecida. Había una persona (negra, para más señas) junto a su maleta esperando al autobús, y cuando por fin llegó y la puerta de atrás le quedaba más cerca, decidió subir por ella con la intención de dirigirse desde ahí a "picar" su billete. Pero el conductor, no contento con reprenderle por haber accedido al autobús por un lugar no habilitado para el acceso de pasajeros, obligó a este señor (negro, para más señas) a bajar con su maleta, y hacerle entrar por la puerta delantera.
Habiendo descartado la posibilidad de que "nuestro conductor de autobús" sea un racista de libro, sólo queda una opción: es un monárquico de manual, y por eso se esmera en aplicar en los usuarios del autobús la misma educación que el Rey Juan Carlos ha enseñado a su primogénito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario