miércoles, 2 de enero de 2013

Elefantiasis administrativa

Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, la elefantiasis es el "síndrome caracterizado por el aumento de algunas partes del cuerpo". Aunque en principio se trate de un término utilizado en Medicina, el mismo es aplicable a cualquier situación de sobredimensión que se produzca en un organismo, ente u organización.

Hoy hemos conocido que PP y +PSOE están negociando la supresión de las mancomunidades, que prestan servicios para multitud de municipios pequeños en el ámbito rural. Las mancomunidades son entes creados por la unión de varios municipios y cuya función principal es dar cobertura de servicios básicos, que individualmente, los municipios no podrían sufragar. De esta forma, servicios como el de la limpieza de las vías públicas o el mantenimiento de la red eléctrica o del alcantarillado son prestados por las mancomunidades, que son soportadas económicamente por los pueblos que reciben los servicios. Sin ellas, muchos municipios vivirían hoy en día como en pleno siglo XVIII, por lo que ahí radica su importancia.

El borrador de acuerdo entre los dos grandes partidos contempla la cesión de las competencias que pudieran tener las comunidades a las Diputaciones Provinciales (hay que esperar qué ocurre con las mancomunidades de las comunidades uniprovinciales, donde no existe dicho órgano provincial). El objetivo, según los negociadores, es eliminar las duplicidades que actualmente se dan en la estructura orgánica de la Administración Local y dotar de funciones reales a las tan denostadas Diputaciones Provinciales. Inicialmente, el objetivo del acuerdo es muy loable, pero se vuelve inconsistente en cuanto se escarba mínimamente en la estructura de la organización administrativa del Estado.

Durante estos días de Navidad, he estado preparando un reportaje fotográfico del Palacio de Fomento o actual Ministerio de Agricultura, situado en la Glorieta de Carlos V o Atocha (Madrid). Inicialmente, barajé la posibilidad de pedir los correspondientes permisos al Ministerio para que me permitiese tomar fotografías dentro del mismo, pero una exhaustiva búsqueda por Internet me permitió encontrarlas de una calidad inmejorable, por lo que únicamente necesito las del exterior, y ahí no he de encontrar ningún problema para tomarlas. No obstante, pese a ello me interesé en su página por el índice de competencias que actualmente tiene el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Lo que allí pude ver en nada se correspondía con el volumen del edificio en la Glorieta de Atocha. Es decir, si con las competencias que tiene dicho Ministerio en la actualidad se precisa de ese espacio, no quiero ni pensar qué les haría falta si tuvieran alguna más. Por tanto, el adelgazamiento de la estructura administrativa quizá no debiera comenzar por abajo, sino por arriba. En este país siempre nos esmeramos en hacerlo todo al revés.

Ministerio de Agricultura
Pero quizá el ejemplo más sangrante de lo que estoy comentando se encuentre 500 metros más adelante, en dirección a la Plaza de Cánovas del Castillo o Neptuno y frente al Real Jardín Botánico: el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

Ministerio de Sanidad
En la foto se puede comprobar lo mastodóntico que es el edificio dedicado al Ministerio de Sanidad en una de las principales arterias de la ciudad de Madrid. Consta de 17 plantas, en las cuales habrá departamentos, subdepartamentos, etc. Y he aquí lo curioso: la Sanidad, los Servicios Sociales y parcialmente los temas de Igualdad se encuentran cedidos a las Comunidades Autónomas, las cuales en sus respectivos Estatutos de Autonomía han ido acogiendo estas competencias. Por tanto, ¿para qué mantener un edificio así en pleno de centro de Madrid cuando está vaciado de competencias? ¿Dónde está la elefantiasis? ¿En las Mancomunidades, o en Ministerios como el de Sanidad?

Y podría detenerme a hablar de los cargos de confianza, asesores, y demás ralea que campa a sus anchas por todas las administraciones (estatal, autónomica, provincial, local), pero es suficiente para comprobar lo injusto de la Reforma de la Administración Local que se avecina. Como siempre, que paguen los de abajo, que algo habrán hecho. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario