viernes, 30 de agosto de 2013

Día 2: Playa de la Concha de Artedo y Playa de Oleiros

Después del viaje del primer día, coincidimos en que el segundo debía ser de relax (y más teniendo en cuenta la cantidad que kilómetros que preveíamos hacer al día siguiente). Uno de los atractivos turísticos de Asturias, aparte de sus verdes valles y su arquitectura prerrománica son las playas. Aunque en mi opinión para el baño son mejores las de Cantabria, las del Principado ganan a aquéllas en belleza y majestuosidad, y gran culpa de ello lo tiene la inaccesibilidad de muchas e ellas, como tuvimos ocasión de comprobar.


La primera que elegimos para pasar el día fue la de la Concha de Artedo. Hay dos formas de acceder a ella: por la autovía A-8 dirección A Coruña se encuentra bastante bien señalizada, por lo que desde ahí no tiene pérdida. Sin embargo, entrando desde Lamuño, que es la otra opción, hay que ir bastante atentos a la señalización: cruzando el pueblo llegamos a la plaza, donde dejaremos a la izquierda una farola que se encuentra en el centro de la misma y bajaremos por la sinuosa carretera hasta el cruce con dirección a Artedo, sin hacer caso a la señal que indica que la playa se encuentra en dirección a Lamuño. Una vez allí, giraremos a la izquierda, donde dejaremos un cámping a la derecha y cruzaremos un puente. Tras haberlo atravesado y avanzado 500 metros viene el desvío a la playa antes de una curva cerrada ascendente.

La playa tiene un aparcamiento extenso, pero es recomendable llegar a primera hora para evitar ser presa de las aglomeraciones y las esperas. Una vez allí, a la playa se accede por una bonita senda acondicionada para el senderismo, la cual discurre paralela al río Uncín, que va a desembocar al mar Cantábrico procedente de las brañas vaqueiras.



La Concha de Artedo, que cuenta con todos los servicios para el bañista, tiene, como su propio nombre indica, forma de concha, lo que hace que se encuentre resguardada del intenso oleaje habitual del mar Cantábrico. Si el opta por el baño en tiempo de bajamar veremos como queda al descubierto una alfombra de casi un kilómetro de largo de arenas doradas, pero si recalamos en plena pleamar no quedará más remedio que posar nuestra toalla o hamaca en el manto de blancos cantos rodados que ocupa toda la superficie de la playa. El día en que fuimos nosotros, pudimos comprobar in situ ese efecto de la marea en el agua, y nos tocó descansar sobre las piedras.





Tras reponer nuestras fuerzas con una buena comida y una breve cabezada nos pusimos en marcha hacia la segunda de las playas que nos habíamos propuesto visitar, Oleiros. Para llegar hasta ella nos debemos dirigir al área recreativa 'La Tejera'. Si accedemos desde la autovía A-8 debemos tomar la senda que se abre a la derecha antes de los aparcamientos. Por el contrario, viniendo desde Salamir debemos pasar el área recreativa y tomar la senda, que esta vez, lógicamente, quedará a la izquierda. A partir de aquí se abre un sendero de aproximadamente 700 metros, que por su belleza recomendamos hacer a pie, hasta una bajada muy pronunciada que se abre a la izquierda. No obstante, antes de tomarlo, aconsejamos seguir unos 200 metros más hacia un saliente desde el que se divisa la playa desde un acantilado de unos 100 metros y que ofrece unas panorámicas paradisíacas de la playa.



Ahora sí, volviendo sobre nuestro camino, tomamos la bajada que conduce a la playa. Es muy recomendable contar con buen calzado, pues si no la llegada puede ser dificultosa, pues aunque hay una escalera, el último tramo está demasiado empinado y resbaladizo. Superado este trámite ya nos podemos dedicar a disfrutar de un buen baño (con bañador o sin él, pues también cuenta con una parte para hacer nudismo) y del paisaje que nos ofrece la playa de Oleiros. Resguardada de los vientos, como la Concha de Artedo, es más pequeña en extensión que aquélla, pero en cambio tiene muy poca afluencia de personas (la bajada y posterior subida desincentivan la visita).



Tiene arenas doradas que se dejan ver con la marea baja, y hay que tener mucho cuidado con la retranca de las olas que llegan hasta la orilla, pues tiene bastante fuerza. Y además por otro motivo: esta playa no cuenta con servicios básicos, y si no que se lo cuenten a las dos enfermeras asturianas que tuvieron que ser rescatadas en helicóptero por haber ingerido una tortilla de marihuana, cuyos efectos les impedían salir por su propio pie de allí. 

Si alguien pretende comer cosas más sanas que no dude en visitar esta magnífica playa, pues quedará cautivado por su paisaje y sus refrescantes aguas.

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