miércoles, 2 de octubre de 2013

Día 5: Cudillero, Playa del Silencio y Punta de Malperro


La mañana del quinto día estuvimos en la Playa de San Pedro, quizá para resarcirnos del día de perros anterior. Y aunque el agua estaba helada, como es lógico, estuvimos hasta la hora de la comida. Ese día elegimos para comer un restaurante recomendado por nuestro gran amigo Emilio: Restaurante Maribel (Piñera). En él podremos disfrutar de una excelente comida casera con el mejor sabor de la tierra asturiana. De primero elegimos unos garbanzos con bacalao, que no nos quedó más remedio que repetir de lo deliciosos que estaban. Bajo la atenta mirada de los Guardias Civiles que habían elegido para comer el mismo sitio que nosotros, por fin pudimos probar el cachopo de lomo, que es famoso por estos lares, y servido con patatas fritas cortadas (no de bolsa), lo cual es todo un detalle. En cuanto a los postres, caseros, nos decantamos por requesón y tarta de queso. Junto con los cafés nos costó menos de 25€, por lo que es un sitio totalmente recomendable por su relación calidad-precio.


Aprovechando que terminamos pronto de comer, nos dirigimos hasta Cudillero para visitarlo de día, esta vez. La mejor manera de acometer la visita de este bonito pueblo es siguiendo la denominada 'Ruta de los Miradores', desde los cuales obtendremos unas vistas espectaculares del pueblo, del puerto, del faro y de su entorno, en definitiva. Esta ruta la podemos encontrar en unos mapas editados por el Consistorio local y que se reparten en la Oficina de Turismo que se encuentra junto a los aparcamientos. El itinerario recomendado sigue este orden: Mirador de 'El Baluarte', Mirador del Contorno, Mirador del Pico, Mirador de Cimadevilla, Mirador de la Garita-Atalaya y Mirador de la Estrecha. 










No está de más una visita a la Iglesia de San Pedro, en la que podremos contemplar sus maravillosos retablos barrocos. Al salir de la misma podemos asomarnos al Mirador del Palación, desde donde se divisa la Plaza de la Marina con todo su fervor y todos sus restaurantes.



La visita a Cudillero se puede completar con un paseo por el Palacio de los Selgas. En nuestro caso no lo visitamos, pues es necesario pedir cita previa y cuesta unos 15€ por persona, lo cual nos parece un poco excesivo (aun teniendo en cuenta los costes de conservación del edificio y sus jardines).

Salimos de Cudillero cuando aún quedaba bastante tarde por delante, por lo que decidimos ir a ver la Playa del Silencio. Se llega a ella siguiendo por la Autovía A-8 en dirección a Luarca y tomando el desvío hacia Novellana, que se encuentra junto a una gasolinera. Avanzando por el mismo y antes de llegar a aquel pueblo aparece el desvío hacia Castañeras. Una vez allí, el camino a la playa se encuentra perfectamente señalizada, por lo que no tiene pérdida. Antes de llegar hay un aparcamiento (de pago), pero si lo que pretende es una visita breve para contemplar sus vistas podemos encontrar aparcamiento (gratuito) sin dificultad.


La del Silencio es una tranquila y solitaria playa a la que le sobra gente, pero que posee una belleza que nadie puede negar. Se encuentra resguardada por una gran pared de piedra sobre la que se proyectan los rayos del sol al atardecer. A ello hay que sumarle el entorno vegetal espectacular entre el que se encuentra. Al parecer no dispone de servicios para el bañista, por lo que es más recomendable para contemplar sus vistas que para probar sus aguas.



La última parada del día fue la Punta de Malperro, a la cual se accede a pie desde Salamir, por un camino que nos ofrece magníficas vistas del pueblo.



Una vez lleguemos al saliente de tierra podremos divisar la antigua cetárea de Oviñana, el faro del Cabo Vidio y las Playas de San Pedro de la Ribera y de Olios (una diminuta playa perteneciente a Salamir, y que muy poca gente conoce).






Con un espectacular atardecer se despidió nuestro quinto día en tierras asturianas.




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