jueves, 4 de enero de 2018

Amargo pasado


Todos nos hemos encontrado alguna vez una almendra amarga cuando menos lo esperábamos. El porcentaje de probabilidades de pasar ese mal rato es pequeño, pero nos sigue sorprendiendo (y molestando) cuando eso ocurre. Con los libros ocurre igual: vamos disfrutando con algunos libros, que acaban bien, algunos nos han hecho pensar... y de repente, sin pretenderlo, comenzamos otro, sin saber que cuando lo terminemos  tendremos en nuestra boca un sabor amargo e inesperado, producido por una historia dura, y contada sin almibarar. El sentido de un final, de Julian Barnes, deja ese malestar amargo en el paladar y en la garganta, y lo que peor es que no se va enjuagándolos en agua.


El pasado, el amargo pasado, tiene vida propia en esta historia. Es por ello que de las dos partes en que se divide el libro, la primera afronta este tramo de la vida del protagonista, Tony Webster, un jubilado que comienza a rememorar en la recta final de su existencia los primeros veinte años de la misma, la relación con su grupo de amigos de la adolescencia, la relación con su ex pareja Verónica y la familia de ésta, y el final abrupto de la relación con todos ellos, además de los últimos meses de su amigo Adrian Finn, quien se suicidó cortándose las venas en una bañera, sin que se conociese el motivo.

En la segunda parte, unida a la primera por un frágil pero inexorable hilo, Webster recibe la notificación de que alguien le ha dejado en herencia 500 libras esterlinas y el diario de su amigo fallecido. A raíz de ello, contacta con su antigua novia, que es quien custodia el legado manuscrito de Adrian Finn, y con la que éste también mantuvo una relación sentimental.

Es en esta segunda parte, bien diferenciada de la primera, donde Tony Webster tomará conciencia de los relevantes que fueron algunos de los hechos que ocurrieron durante sus años de juventud, y de lo determinantes que van a resultar en la recta final de su vida.

Una vez finalizado, podremos seguir buscando otras almendras con mejor sabor, pero Barnes se ha encargado de dar tal intensidad a ésta, que su punto de amargor nos va a acompañar durante mucho tiempo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario